Núremberg, Ciudad de Imperios
Segunda ciudad más grande del Estado de Baviera, situada al norte de Múnich, a unos 170km. Urbe amurallada y próspera, declarada en el siglo XIII Ciudad Imperial Libre, ciudad-estado abierta a las nuevas ideas nacida a base de sus intensas relaciones comerciales con otras urbes europeas.
Rodeada por una gruesa muralla de cinco kilómetros de longitud y coronada por un poderoso castillo, se convirtió en una de las sedes más habituales para celebrar las asambleas en las que los príncipes, obispos y señores de cada uno de los estados imperiales se reunían para dirimir cuestiones de vital importancia del territorio del Imperio.
La riqueza de Núremberg fue más allá de lo relacionado con la economía. A su influjo se arrimaron artesanos, pintores, escultores, literatos, geógrafos e incluso quienes se dedicaron por completo a la astronomía. Además, Núremberg vio nacer a grandes personajes del Renacimiento alemán, como Alberto Durero, cuyas pinturas y grabados fueron aplaudidos por emperadores y aristócratas y otros genios como el italiano Rafael.
Fue su marcada simbología “imperial” lo que atrajo al Partido nazi a celebrar sus congresos y sus desfiles multitudinarios. Por esa razón, la mayor parte de la ciudad fue bombardeada durante la II Guerra Mundial quedando prácticamente destrozada por los bombardeos. Esta ciudad también es conocida por haber sido la sede de los renombrados Juicios de Nuremberg, donde se enjuiciaron algunos de los criminales de guerra Nazis.
En la actualidad, Núremberg ha sabido armonizar su rico pasado con un presente que con sus maravillosas edificaciones nos relata toda su historia.