Múnich Esencial

Historia de Múnich

La capital de Baviera, Múnich, fundada en 1158 por el duque Heinrich der Löwe. La ciudad se encontraba al lado de un puente construido sobre el rio Isar para el trasporte del importante comercio de la sal. Los terrenos eran propiedad de un monasterio Benedictino y de ahí tomó el nombre de “München”. Al enfrentarse el duque Heinrich der Löwe al poder de Federico Barbarroja, fue desposeído de la recién fundada ciudad. En 1180 Federico Barbarroja entregó Múnich a un vasallo suyo, el duque Otto der Wittelsbach. Con Otto se inició la dinastía Wittelsbach que gobernaría en Baviera durante ocho siglos hasta el final de la Primera Guerra Mundial. En 1254 la familia Wittelsbach fijó la residencia de su ducado en Múnich, convirtiéndose en 1504 en la capital del ducado de Baviera. Con el tiempo, los descendientes de esta dinastía llegaron a ser Reyes de Baviera, convirtiéndose en un reino. Múnich alcanzó una gran importancia en el siglo XVII, y en concreto, durante la época del duque Maximilian Joseph I quien, con el apoyo de Napoleón, fue coronado como rey del nuevo Reino de Baviera, cuya capital se estableció en Múnich. El nacimiento de la famosa Oktoberfest fue en 1810, con motivo de la boda de Ludwig I y Therese Charlotte Louise von Sachsen-Hildburghausen, se inició la celebración de la primera Oktoberfest, popularmente conocida como la "fiesta de la cerveza", se ha convertido en el principal atractivo turístico de Múnich. La ciudad vivió un gran cambio en su fisonomía urbana durante los reinados de Ludwig I (1825-1848) y Maximilian II (1848-1864) que impulsaron la arquitectura y, en general, todas las artes. Al arquitecto Leo von Klenze se deben algunos de los edificios más emblemáticos de la ciudad.

En 1871 se unificó Alemania, como consecuencia de la guerra franco-prusiana en la que Baviera y debido a las circunstancias se vio obligada a luchar del bando prusiano. Tras la victoria de Prusia, nació un sentimiento favorable a la unificación alemana, proclamándose emperador a Wilhelm I y Baviera pasó a formar parte del Imperio Federal Alemán. En 1918, al terminar la Primera Guerra Mundial, Múnich se convirtió en uno de los principales focos de oposición a las condiciones de paz impuestas a Alemania por el Tratado de Versalles, dando lugar a movimientos revolucionarios, que poco a poco polarizó a la población entre la extrema derecha y la extrema izquierda. En este contexto de rechazo a las condiciones de paz y el clima político imperante, se enmarca el nacimiento del Nacionalsocialismo que años más tarde sería nombrada por Adolf Hitler la Capital del Movimiento. Durante la Segunda Guerra Mundial Múnich sufrió grandes daños en los bombardeos de 1944. El 30 de abril de 1945 las tropas norteamericanas ocuparon la ciudad. A día de hoy Múnich es una ciudad próspera, admirable y muy turística, de ambiente cosmopolita, con un bellísimo casco histórico y una gran vida cultural. La ciudad está salpicada de históricas cervecerías y de numerosas terrazas al aire libre, los Biergärten “jardines de la cerveza”, donde disfrutar de la deliciosa cerveza que ha dado a Múnich fama mundial.

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