
LUIS II DE BAVIERA, ¿EL REY LOCO?
Luis II de Baviera, conocido por su castillo de cuentos de hadas, fue apodado el “Rey Loco”. Pero, ¿estaba realmente loco? o ¿fue simplemente un monarca singular adelantado a los tiempos que le tocó vivir?. Luis II de Baviera, perteneciente a la Dinastía Wittelsbach, nació un 25 de agosto de 1845 en Múnich, en el Palacio de Nymphenburg, hijo del Rey Maximiliano y de su esposa María, princesa de Prusia.
Tras la muerte de su padre, con solo 18 años y sin preparación previa, fue proclamado Rey de Baviera. Los largos años de lucha contra las intrigas políticas convirtieron a Luis II en una persona introvertida que cada día se alejaba más de la realidad que le había tocado vivir, dedicándose por completo a la construcción de sus fastuosos castillos. El dinero que gastaba en sus construcciones y su falta de interés en gobernar hizo que la corte y su propia familia con la ayuda de varios médicos, certificaron su locura, sin ni siquiera examinarle. Ya instalado en el Castillo de Neuschwasnstein, Luis II no presentía lo que se fraguaba en la corte. En el verano de 1886, Luis II fue detenido, incapacitado para gobernar y trasladado al Castillo de Berg a orillas del lago Starnberg. La tarde del 13 de junio de 1886 y tras un paseo junto al doctor Gudden, ambos desaparecieron. Sus cuerpos sin vida fueron encontrados por la noche flotando en el lago. Luis II de Baviera tachado de loco por construir un castillo de ensueño, un Rey que decidió vivir “su vida”, alejado de las conspiraciones de la corte, un Rey de leyenda que todavía hoy es venerado como un buen hombre cuya muerte sigue siendo un misterio…
Pasó toda su niñez y juventud entre los bosques y valles que rodeaban el Castillo de Hohenschwangau. Entre los murales llenos de fantasía que decoraban el castillo y las representaciones de la música de Wagner hicieron de este joven príncipe heredero un romántico idealista.
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